The Blue Welfare
La población mundial aumenta su calidad de vida de manera exponencial y mas personas tienen acceso a productos de origen animal. La acuacultura ha demostrado ser una fuente de este recurso proteíco para la sociedad y actualmente juega un papel crucial en el mercado internacional. Esto es debido a que los bancos naturales de organismos acuáticos han sido sobreexplotados por la pesca. Sin embargo, hay muchos consideraciones en relación a los métodos utilizados en los procesos de producción y su sacrificio.
El bienestar de un animal es un tema complejo, y una definición unificada es difícil de encontrar en la literatura. Sin embargo, la mayoría de las definiciones de bienestar animal tienen en cuenta las tres categorías: sentimientos, naturaleza y función. En resumen, el primero se refiere a la experiencia subjetiva del animal e implica que los animales son sensibles y capaces de sufrir, es decir, experimentar dolor y miedo (Chandroo et al. 2004).
Por un lado están las consideraciones éticas y sociales del producto, donde se analiza a este desde el enfoque de los organismos y de los productores; los organismos deberían de ser criados en condiciones óptimas y basadas en la reglamentación internacional y los productores deberían de considerar a la población local para que se beneficie de la producción y cuide el entorno y el bienestar animal.
Por otro lado tenemos las consideraciones organolépticas, las cuales son las que el consumidor final percibe al entrar en contacto con el producto, siendo estas el resultado del proceso de producción (alimentación, hacinamiento y enfermedades) y sus últimos días antes del sacrificio (Tort-Bardolet 2019).
El bienestar animal en los animales acuicolas es un tema de reciente pertinencia, ya que por años en la pesca no se hicieron investigaciones de las condiciones de sacrificio de los organismos acuáticos y no es hasta la actualidad (con los movimientos de derechos de los animales y la conciencia por el medio ambiente) que se han considerado otras técnicas de sacrifico con el menor dolor y tiempo de agonía posible para los animales.
Tan sólo en México los peces no cuentan con un estado de derecho que los proteja de las malas practicas de sacrificio y tampoco alguna regulación que hable de el tiempo del sacrificio sin dolor. Algunos se han hecho para buscar el bienestar en los animales acuicolas como el camarón (Guzman-Saenz et al 2010).
Es la labor de aquellos que se dedican a la producción animal buscar siempre los métodos más eficientes para cumplir con los objetivos de tonelaje deseados en un ciclo, pero esto no debe de comprometer el bienestar de los organismos. En especial en los ecosistemas de climas cálidos es necesario estar en constante monitoreo de los organismos (Balcombe 2016)
La piscicultura es una operación compleja y muchos procedimientos de trabajo están vinculados al bienestar. Hay que tener en cuenta la biología general, la tecnología, la gestión del personal y, además, los aspectos económicos. Las personas que trabajan con peces tienen que ser capaces de estimar los problemas de bienestar. Necesitan entender la interacción entre la química del agua y los diferentes síntomas clínicos de los peces y cuáles son las necesidades y los rangos de tolerancia de especies particulares con respecto a la calidad del agua de sus especies cultivadas particulares.
Un claro punto de diferencia en consideraciones éticas entre los productos de origen terrestre es que el consumidor siente menor empatía que con los de origen acuático, por lo que es menos el interés que se ha puesto en los protocolos de bienestar animal desde la perspectiva del sufrimiento de los organismos acuícolas y silvestres.
Esto puede ser debido a la apariencia tan distinta que tienen a los consumidores en cuanto a la apariencia física, además de que los espacios de interacción con organismos acuáticos vivos son escasas o nulas (Lambarry & Cuen 2020).
Procedimientos poco utilizados podrían aumentar las ganancias obtenidas por la producción acuícola y pesquera. Además se podrían identificar los procesos en los qué hay perdida de producto; buscando siempre el bienestar de los animales como objetivo final(Fraser et al 2008).
En resumen, ¿nos importarían mas los peces si tuvieran cara de panda?